Un juez juzgado

       El domingo por la noche estuve viendo la entrevista que hizo Risto Mejide a Elpidio José Silva, el juez del caso Blesa, en su programa Viajando con Chester. El formato de este espacio me parece muy interesante, aunque Risto diga cosas como: “De un juez a otro juez”, haciendo alusión a su paso por Operación Triunfo y Tú sí que vales. Además de que la comparación es un tanto “libre”, opino que en realidad en dichos concursos no ejerció realmente como tal (especialmente en el primero) y sólo buscó llamar la atención para luego poder hacer otro tipo de programas. Pero esto sería otro tema.

      Reconozco que la entrevista me gustó y me convenció, aunque tampoco era muy difícil en los tiempos que estamos y aguantando lo que tenemos que aguantar. El resumen de la historia es el siguiente. El sindicato Manos Limpias puso una denuncia contra Caja Madrid y Blesa ya en el año 2008 que se archivó por falta de pruebas (únicamente existían indicios). Cuando la entidad tuvo que ser rescatada el expediente se reabrió y comenzaron las investigaciones. En este proceso se descubre que se ha dado un crédito millonario a un consejero sin las suficientes garantías (26,6 millones de euros al ex presidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán) y también la extraña compra del City National Bank de Florida, un banco que ha sido relacionada con el tráfico de armas.

       Blesa acudió al congreso para esclarecer estos hechos y su principal argumento fue que estas cosas están pasando en todos los sitios, no sólo en España. Muy pedagógico. Al PP le pareció suficiente explicación y las presiones para aparcar el caso no se hicieron esperar, pero Silva continuó con él y ha conseguido que le suspendan y le acusen de prevaricación. Blesa le culpó de animadversión y de no ser objetivo. Intuyo que el principal pilar sobre el que se sostiene esta acusación es la pasada militancia del juez en el PSOE. Debería de recordar Blesa, sin embargo, que Manos Limpias ha impulsado esta causa y no puede achacarles lo mismo precisamente. El caso es que entiendo que piense así. Algo raro tiene que ocurrir, porque todo el mundo sabe que los banqueros no van a la cárcel.

       Risto preguntó también a Silva si creía que en España existía la separación de poderes y él respondió un rotundo no. Completamente de acuerdo. Los tentáculos del poder político están por todos lados. Y eso que la teoría de la separación de poderes es una de las bases de la democracia y fue acuñada ya por Montesquieu en 1748, lo que demuestra que andamos algo retrasados y que no vivimos en una democracia real. De nuevo, ninguna novedad en el frente.

      Al terminar la entrevista cambié de canal y vi un poco de El Objetivo de Ana Pastor, donde también aparecía Bankia, en esta ocasión con el tema de las preferentes. Y de nuevo se veía a Blesa, esta vez indicando que aquí nadie se leía la letra pequeña. Acto seguido nos mostraban unas declaraciones de Arturo Fernández—el presidente de la patronal madrileña, no el actor—en las que venía a decir que él era consejero en Bankia pero no sabía lo que estaba ocurriendo porque sólo era un “watcher” (un mero observador en castellano). Parece ser que algunos sí pueden firmar sin leer ni la letra pequeña ni la grande y luego denegar toda responsabilidad. No sé en qué ley estarán escritos los requisitos a cumplir para que se dé esta circunstancia, pero en alguna debe de estarlo porque a la Infanta Cristina también le ha servido el argumento.

      Yo siempre he entendido que la función de un consejero, un presidente, un directivo y demás cargos similares era ser responsables y que ese es el motivo por el que tienen sueldos elevados. Si eso no es así, ¿para qué los pagamos? ¿Se pueden incumplir promesas, jugar con el dinero de las personas, llevar a pique un país y no existir responsabilidades? Y a quién se atreve a exigirlas, se le pone contra las cuerdas.

      Muchas cosas deben modificarse en este sistema. La responsabilidad no puede servir sólo para llenarse los bolsillos sin tener ninguna contraprestación. El primer cambio ha de ser cultural y de mentalidad. Y para empezar, debería hacerse una reforma profunda del poder judicial para que pueda actuar libremente y sin cortapisas. Dejemos juzgar a los jueces.