Aprovechando los artículos referidos al microrrelato —con motivo del reto Préstame tus palabras—, voy a publicar algunas entradas dedicadas a este género, aunque no lo haré de manera continua sino intercalando otros tipos de textos.
A continuación vais a encontrar tres historias que escribí para el concurso de microrrelatos Getafe Negro en el 2011. Los cuentos debían de comenzar con la frase que titula este post y no superar las 150 palabras (título y frase inicial aparte). Traté de encontrar tres argumentos completamente diferentes y esto fue lo que resultó.
No abras los ojos
El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral. Las piernas le fallaron justo antes de pasar por el Arco de las Campanas. En su mente tan sólo la imagen de Paula como una fotografía en blanco y negro. Ojalá hubiera podido transmitirle cuanto la amaba. En vez de eso, quien sabe lo que contarían de él ¿Lo mostrarían como un traidor? ¿Cómo un héroe quizá?
Cuando la noche antes se topó con aquellas mujeres saliendo de las dependencias del Papa, supo que no escaparía del edificio con vida. Los ojos que miran lo que no debe saberse no vuelven a ver. Tras estar retenido durante horas, con la única compañía de una jarra de agua, la puerta se abrió. El comandante no lo dudó dos veces y echó a correr. Mientras caía comprendió que ese líquido incoloro es lo que no le permitiría ponerse de pie. Nadie sabría jamás la verdadera causa de su muerte.
El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral. Si lo hubiera hecho ahora estaría muerto, al igual que decenas de personas a las que el atentado pilló desprevenidos. Esta vez la espada de Damocles estaba a su favor. O quizá no tanto. Nunca borraría de su mente toda aquella gente muerta o mutilada, algunos compañeros de fatigas.
El corazón le palpitaba deprisa. Sólo podía tomar una dirección. Había encontrado el rastro y era el momento de actuar. El caos lo inundaba todo, lo que permitiría una escapatoria rápida. Ahora o nunca. Localizó el vehículo de los terroristas a punto de partir. No tenía ningún plan, así que se situó en medio de la carretera impidiendo la huida. Los individuos no iban a detenerse. Agarró el arma, pidió ayuda a Dios y disparó. Aquel disparo valió una condecoración, pero el comandante ya no era la misma persona. Sus pies jamás volvieron a pisar El Vaticano.
Un nuevo edén
El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral del tiempo. Fue de los pocos que, teniendo la oportunidad de marcharse, decidieron permanecer en el año 2201. Si todas las personas con medios y poder escapaban, ¿qué pasaría con el planeta? La población estaba fuertemente mermada por culpa de la guerra bacteriológica y los que quedaban deseaban huir, pero la energía se había terminado. El Comandante, un hombre inteligente, fuerte y experto en tecnología, tomó el control y diseñó una ciudad submarina inmune a las toxinas. Calculaba que en doscientos años podría volverse a vivir en la superficie. Ese era el período que debían resistir. Reclutó gente de todos los lugares a los que daba una esperanza, asegurando que sus nietos volverían a heredar la tierra. Durante la construcción muchos murieron y el propio Comandante enfermó, aunque consiguió mantenerse vivo hasta ver terminada la ciudad, momento en el que sus ojos se cerraron para siempre. Nadie lo olvidaría jamás.
¿Qué micro os ha gustado más? ¿Qué habríais escrito vosotros?
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